Desde pequeños nos han dicho todo el día que hacer deporte es bueno para la salud… que hacer actividad física ayuda a perder peso… Pero nunca hay una verdadera explicación. Pero, ¿por qué el ejercicio te ayuda a perder peso?
Muchos beneficios para la salud
Practicar deportes es una sólida ayuda contra los trastornos cardiovasculares. La actividad deportiva mejora la circulación sanguínea y fortalece la fuerza muscular del corazón. Esto tiene el efecto de reducir el nivel de triglicéridos en sangre, el riesgo de cáncer, y por supuesto el riesgo de accidentes cardiovasculares… Mantener una actividad física también fortalece la fuerza de las articulaciones y mejora la oxigenación de los músculos y músculos. órganos Que es excelente contra el dolor de espalda y todo dolor muscular. Finalmente, el deporte conduce a un aumento del metabolismo basal, lo que tiene como efecto reducir el riesgo de obesidad.
Pero, ¿qué es la tasa metabólica basal?
El metabolismo básico corresponde a las necesidades energéticas “incompresibles” del organismo. De hecho, hagamos deporte o no, vayamos a trabajar o no, consumimos calorías todos los días. Incluso en la cama todo el día (cosa que sabemos hacer muy bien ;)), nuestro cuerpo debe gestionar la respiración, la digestión, el funcionamiento de órganos vitales… y para ello, nuestro cuerpo necesita calorías. Le aportamos estas calorías comiendo alimentos.
Negrita = reservas de energía
Cuando ingerimos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, almacena el exceso de calorías. Estas calorías adicionales se almacenan como grasa para acumular reservas. Estas reservas se acumulan para hacer frente a una posible situación en la que el cuerpo no tenga suficientes calorías (períodos de ayuno, esfuerzo largo e intenso, etc.). Desafortunadamente para nosotros, estas reservas (demasiadas) no solo pueden ser antiestéticas, sino también peligrosas para la salud.
Crear un saldo deficitario
Para reducir estas reservas (grasas), es necesario crear un equilibrio deficitario entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas. En otras palabras, necesitas quemar más calorías de las que ingieres. En una posición de déficit calórico, su cuerpo recurrirá a sus reservas (grasas) para encontrar la energía necesaria. Y así su cantidad de grasa se reducirá a un goteo.
Muévete más, come menos
Para crear este déficit se nos presentan dos soluciones, o comer menos (muy difícil cuando nuestro cuerpo está acostumbrado a una determinada carga calórica), o hacer más esfuerzo físico (practicar deporte, tampoco fácil). Los mejores resultados se obtienen cuando las dos soluciones se juegan juntas. Sin embargo, haciendo más deporte y aumentando tu metabolismo basal, podrás comer tanto y almacenar menos grasa (ver reducción de existencias).
¿Qué sucede con la grasa quemada?
Pero, ¿adónde van estas grasas que son quemadas por nuestro cuerpo? ¿Desaparece mágicamente? ¿Se transforman pura y simplemente en energía? Pues de hecho, según un estudio reciente del científico Ruben Meerman, el 84% de la grasa quemada se elimina exhalando aire (CO2) y el 16% por la orina y el sudor (líquido). Por lo tanto, también es importante hacer ejercicio para sudar bien.
Ahora es tu turno de jugar…